Al llegar todo se fue cocinando al calor de unos pulques, plática banal y comida de sincera casualidad...
Después de un rato ya no me sentía tan extraño, seguía arrastrando mis fantasmas de hace un rato pero ahora se los presentaba a mis anfitriones que amables escuchaban, quiso el destino que fuera el espectador de su romance aún antes de conocerse, aún me pregunto porque los vientos me llevaron a estar ahí pero sin duda nunca hubiera nacido esta obra de no haber sido así...
Viendo los cielos de Pachuca, en una tarde rasgada por las nubes y con las montañas tendidas sobre mí, respire profundamente feliz de saber la fórmula para olvidarme de mí...
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